Fastidia la persistencia de ciertos perjuicios sobre el medio ambiente. Uno de los más extendidos, resistentes y arbitrarios es el que establece una división tajante entre los fenómenos del mundo natural y los derivados de la cultura. La división suele conllevar, además, una clara valoración moral; es decir, todo lo que pasa en la naturaleza es bueno (aunque se trate de lo que hace el icneumon con sus anfitriones) y toda actividad humana, perniciosa (se ha hecho bastante popular la imagen del ser humano como enfermedad del planeta, sugerente pero profundamente inexacta; a eso vamos). La evolución no es una teleología, y no busca la belleza ni la verdad ni el bien, sino el éxito (y ni siquiera eso; más bien actúa como una fuerza ciega). El ser humano, al menos hasta el momento, es un modelo de éxito evolutivo, mientras que todas las especies amenazadas son, ex hypothesi, diseños fracasados: no han sabido adaptarse al entorno (en este caso, al entorno humano), como lo han hecho otras especies: la rata, las cucarachas, los virus, etc.
¿Qué legitimidad nos asiste para enmendar las decisiones de la naturaleza?
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Un día de campo
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Un día de campo
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2 comentarios:
Holaaa Edgar!!
Que tal?
por que pones cosas tan extrañas...
en fin... da igual son tan interesantes!!
jaja
Un besoOoOo!!
ya t dire en clase quien soy o igual ya lo sabes jaja.
PD:alguien no sabe leer!
edgaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaar!!
menuda parrafada ee??
jajajaja por lo menos sales bien en esas fotos.con tu cara pensativa y too
un abrazoooooooo
adiooooos
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