miércoles, 23 de julio de 2008

Vida de piratas

A pesar de su naturaleza irracional, a veces a uno le asaltan fantasías de evasión, emprender una vida llena de emociones y llegar a ser un personaje libertino y despreocupado, como un pirata de los que salen en los libros (leed, por favor, la colección Isla de Tortuga, de Renacimiento). Claro que eso solo sucede de vez en cuando, sobre todo cuando uno acaba de leer alguna biografía repleta de aventuras trepidantes y librescas. Nos decimos: si mengano de tal fue capaz de abandonar su trabajo, la seguridad de su hogar y su familia y lanzarse a un destino incierto, si fue capaz de llevar a cabo todas estas hazañas sin ser un genio ni un acróbata, ni especialmente listo o dotado, ¿por qué yo no voy a poder hacer lo mismo? Y es evidente que uno podría hacerlo sin demasiados problemas, y con un resultado parecido. Porque no es difícil llevar una vida de aventura; lo difícil es no llevarla. Otra cosa es que nos quede una especie de nostalgia de la emoción de la vida errante, pero es una fantasía que intenta consolarnos de nuestra desolación cotidiana.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Edgar, ¿Y no es una aventura lanzarse a terminar una tesis inconclusa? Hombre, lánzate ya.

Anónimo dijo...

Hola Edgar, qué tal va todo? Soy Íñigo, aquel chico que tuvo la fortuna de ser tu alumno hace ya mucho tiempo!

He conocido este blog gracias a unas chicas del colegio, me comentaron que les comentaste que lo llevabas y evidentamente he tenido que visitarlo. (Por cierto, infinitas gracias por hablarles de mi a todas aquellas personas que han acudido a tutorías.)

Me ha parecido muy interesante, especialmente este texto. Ese abandonar la vida a la que estamos acostumbrados me recuerda mucho a muchas historias de Paul Auster, la verdad!

Me alegro de que lleves este espacio y sigas intentando hacer pensar a la gente. Gracias por todo, un abrazo y que vaya todo bien!

Un día de campo

Un día de campo
Por aquí suelo pasear

Un día de campo

Un día de campo
Esto está cerca de mi pueblo