domingo, 13 de julio de 2008
Gore (no Al)
Aunque el cine y la literatura han perdido los escrúpulos tradicionales para mostrar la fragilidad del cuerpo y la viscosidad de sus órganos, tampoco puede decirse que se trate de algo nuevo. No suelen aparecer en las antologías, pero la Ilíada contiene pasajes escalofriantes en los que se advierte el mismo gusto macabro (gruesome dicen los comentaristas ingleses) por el espectáculo de la degradación del cuerpo. Charles Segal escribió un librito fantástico sobre el tema (The theme of the mutilation of the corpse in the Iliad), en el que se estudia cómo la amenaza de maltratar el cadáver del enemigo (presente desde los primeros versos del poema) y la crueldad creciente de los protagonistas se corresponde con un proceso de deshumanización que afecta a los dos bandos. No voy a reproducir aquí las escenas, porque la sangre (y demás fluidos corporales) es, a pesar de sus connotaciones esotéricas, de muy mal gusto. El que quiera conocerlas, que se lea la Ilíada ahora en la playa (el libro de Segal no podrá, porque no habrá más de diez ejemplares en toda España; no lo tiene ni la propia editorial en catálogo ni está en Abebooks; hombre, si alguien está muy empeñado, se lo dejo). La verdad es que yo soy muy impresionable y me pone enfermo el regodeo en lo sanguinolento, así que prefiero que me lo ahorren, en todas sus versiones. Simplemente lo recuerdo porque la editorial 451, algo irregular en la elección de sus títulos, ha sacado ahora El cadáver del enemigo, de Giovanni De Luna, que trata del mismo tema, y el libro parece muy interesante. A pesar de todo.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
Un día de campo
Por aquí suelo pasear
Un día de campo
Esto está cerca de mi pueblo
1 comentario:
Pues después de conocer tus gustos televisivos (y los conozco bastante bien) nadie diría que no te gusta la casquería. ¿Donde ha quedado CSI? ¿Ves Bones?
Publicar un comentario