No está mal que las historias intenten transmitir una enseñanza; es más, todas deberían hacerlo, pero adaptándolas a nuestra sensibilidad posmoderna, alérgica a cualquier mandamiento moral. El caso es que de un tiempo a esta parte vengo comprobando que muchos libros infantiles pretenden adoctrinar indisimulada y groseramente a su público: que si los niños no deben ser cobardes, que si los niños deben obedecer a sus padres... La narración acaba siendo un mero pretexto para decirle al niño lo que tiene que hacer o dejar de hacer, lo que, por lo menos a mí, me resultaría particularmente irritante (están por otro lado las fábulas morales, como las ediciones que hace SM de los Cuentos por teléfono de Rodari, que son fantásticas, pero excepcionales). Los clásicos (incluso los clásicos juveniles) no hacen eso, o por lo menos son más sutiles y molestan menos. Creo que no hay en la historia libro menos edificante que La Isla del Tesoro. El objetivo de todos los libros, también el de los destinados a un público infantil, debe ser conmover, transformar al lector en algún sentido, de tal forma que cuando acabe el libro ya no sea la misma persona que cuando lo empezó. Y no creo que a nadie le conmueva un manual de urbanidad.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
Un día de campo
Por aquí suelo pasear
Un día de campo
Esto está cerca de mi pueblo
5 comentarios:
Mi objetivo fundamental, ahora cuando leo un libro, es el entretenimiento. Este entretenimiento me lo proporcionan multitud de ellos, pero pocas veces las fábulas. Yo no creo que sea mejor o peor por leer determinados libros o no leer nada.
¿Qué libros consideras adecuados para adultos?
Los consejos sobre libros se parecen a los consejos sobre comida. Si transformas tu pregunta en ¿Qué comida consideras adecuada para adultos?, verás las dificultades de la respuesta (depende del carácter de cada uno, de los gustos personales, del momento de la vida y del día en que uno se encuentre y de mil cosas más).
Sin embargo, sí que das consejos sobre libros para críos. Según tú, fábulas.
Pero no son consejos generales, en abstracto; me encanta dar consejos a personas individuales, sobre todo si las conozco (es decir, si puedo intuir remotamente qué puede gustarles).
Publicar un comentario