domingo, 7 de diciembre de 2008

Caos y pandemónium

En una de las pocas escenas de Arma Letal no-sé-cuántos que denotan la pertenencia de sus guionistas a la devaluada especie de los sapiens, René Russo se queja de los desastres que han provocado los protagonistas, destruyendo la ciudad y "...provocando a su paso un auténtico caos y pandemónium" (en su primera acepción, "capital imaginaria del reino infernal"). A continuación se presentan Mel Gibson y Danny Glover, y el primero dice: "Yo soy caos y él es pandemónium".

Hace unos meses (hablo de julio de 2008) y después de una escalada pavorosa y sin precedentes, el barril de petróleo alcanzó un precio desorbitado, inimaginable unos meses atrás. Al margen de las pertinentes aclaraciones (como que parte de esa subida se debía a la depreciación del dólar), se ofreció entonces un arsenal de hipóstesis geo-político-estratégico-económicas de por qué ese precio era el que era. Que conste que todas las explicaciones eran la mar de convincentes, y que calaron hondo entre la gente, que las asumía ya como profundas revelaciones aprehendidas por su solo magín: que si Rusia, que si China, que si Venezuela, o Dubai, yo qué sé, todo parecía sensato entonces. Esas explicaciones, repito, se convirtieron en poco menos que axiomas que nadie discutía porque se consideraban verdades apodícticas. Lo bueno es que quien nos las daba se arriesgaba sin dudarlo a ofrecer un pronóstico, como si el hecho de dar una explicación persuasiva de la realidad le confiriera poderes proféticos. Bueno, no me interesa ahora insistir en si esas anticipaciones se han hecho realidad o no (seguro que hay alguna que sí). Lo que me interesa es señalar que todas las razones que daban para que el precio aumentara siguen siendo válidas ahora que ha vuelto a sus habituales intervalos; es decir, la demanda en China es la misma ahora que hace seis meses, ¿no? Y me imagino que Putin no se habrá conmovido demasiado por las dificultades de Lehman Brothers y Goldman Sachs. Ya, ya, seguro que los mismos que explicaban la subida tienen ahora otro montón de explicaciones para la bajada, y seguro que son tan convincentes como las otras. Sin embargo, a mí me parece que, igual que en Arma Letal, reinan entre nosotros caos y pandemónium, divinidades estas que han venido a sustituir a los ídolos primitivos, como los nuevos dioses del frontisterio aristofánico. Solo que aquellos, por lo menos, tenían gracia.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Edgar, aquí de lo que se trata es de que alguien (siempre los mismos) se hacen muy ricos a costa del resto. ¿Acaso la gasolina ha bajado al mismo ritmo que el barril de petróleo? ¿Quién está moviendo los hilos por detrás? Se habla de crisis, pero yo sinceramente, en Salamanca, no la noto tanto. Los bares y restaurantes están llenos, es más, no han llegado a vaciarse. En las tiendas de ropa del centro de la ciudad siempre hay gente en la cola esperando para pagar.
Me temo que en algún punto nos están comiendo la moral.

Un día de campo

Un día de campo
Por aquí suelo pasear

Un día de campo

Un día de campo
Esto está cerca de mi pueblo