lunes, 13 de octubre de 2008

Filosofía esotérica 1

Una de las cosas más absurdas del absurdo sistema educativo actual es la enseñanza de la filosofía. Es imposible, repito, imposible, que nadie aprenda nada de filosofía gracias al programa académico que se imparte en nuestros institutos. Para empezar, la filosofía no puede ser una asignatura ni enseñarse como un sistema, porque es la capacidad que tienen las personas para pensar y discutir lo que han pensado. Y cualquiera que sepa lo que se enseña en los cursos de Bachillerato verá que no hay nada más alejado de la realidad. Pero es que además resulta que, por definición, la filosofía debería atraer a los más jóvenes, porque los adultos ya saben la verdad. No puede ser de otra forma; sin embargo, ha pasado con la filosofía algo parecido a lo que ha pasado con la lectura; a los humanos nos gusta debatir sobre cualquier cosa y que nos cuenten historias, pero generaciones de profesores hemos logrado finalmente sofocar y erradicar cualquier inquietud de esa naturaleza en nuestros alumnos, y todo con nuestra maravillosa buena voluntad. Una verdadera clase de filosofía sería terrible para los profesores, porque verían que no tienen las respuestas: de eso se trata, de eso se trata. La filosofía no surgió con las primeras respuestas, sino con las primeras preguntas, y esas preguntas siempre resultan subversivas.

A propósito de aberraciones, la mayor es probablemente la que se está cometiendo con la filosofía platónica. Cualquiera que conozca los diálogos sabe que Platón siempre se opuso a escribir un tratado con sus doctrinas. Se negaba porque la única forma de filosofía era la que se producía en el diálogo entre la gente, y escogió el diálogo como forma dramática para intentar reproducir el intercambio de la conversación viva. En los textos que nos han quedado hay testimonios abundantes de su rechazo a la forma escrita (parecido, y con los mismos argumentos, al de los que se oponen hoy a internet), y por eso se negó expresamente a que sus enseñanzas se transmitieran como tratados sistemáticos. Bien, pues eso es exactamente lo que se aprende hoy de Platón: una crestomatía de todas sus enseñanzas, bien mezcladas y confundidas y tergiversadas y separadas de su contexto para que no se entiendan en absoluto (y por supuesto, expurgadas convenientemente de todo lo dicho antes). "Pero bueno", dirá alguien, "por lo menos habrán tomado los diálogos protrépticos, los que se dirigen a los jóvenes"... ¡Sí, hombre! Los peores, los más abstractos, aquellos cuya comprensión exige cierta madurez, según el propio Platón. Un trocito de República por aquí, cuatro pasajes del Timeo (¡del Timeo, por Dios! ¿Pero alguno de vosotros ha intentado leer el Timeo?) por allá, y hala, ya tenemos un montón de platonitos más por el mundo bien convencidos de que están filosofando...

1 comentario:

Filo dijo...

Por Dios. Yo siempre dormitaba en clase de filosofía. Creo que la verdadera filosofía es la que se hace cuando uno está charlando con los amigos, se discute de un tema, y hay opiniones contrarias.

Un día de campo

Un día de campo
Por aquí suelo pasear

Un día de campo

Un día de campo
Esto está cerca de mi pueblo