Hay ocasiones en las que uno sabe qué está bien y qué está mal sin necesidad de analizar los argumentos racionales que se avancen en defensa de una acción determinada. Es un sexto sentido (de naturaleza no intelectual) que provoca una reacción inmediata cuando vemos algo indigno, y sin esperar a escuchar las posibles excusas, decimos: "eso está mal". Simplemente; no porque lo diga ningún filósofo moral, sino porque así me lo enseñaron en casa y en la escuela, y he aprendido a reconocer cuándo debe decirse. Repito que se trata de algo irracional, porque casi siempre existen buenas razones que explican cualquier cosa (se dice en La regla del juego: "Hay una cosa terrible en el ser humano, y es que todo el mundo tiene sus razones"); en uno de sus libros más conocidos (Los derechos en serio, que paso a recomendar), R. Dworkin habla del caso Sweatt vs. la Universidad de Texas. La universidad en cuestión se negó a admitir a Sweatt porque era negro, y podría haber alegado que lo hacía porque el ambiente le hubiera resultado hostil o porque un abogado negro habría perjudicado la actividad del despacho para el que trabajara; todas serían razones aceptables desde un punto de vista racional (utilitarista), pero el problema, viene a decir Dworkin, no era la racionalidad de las excusas, sino que los responsables de la junta universitaria eran racistas.
A veces echamos de menos ese sexto sentido, cuando nos damos cuenta de que nos ha fallado la intuición y nos hemos dejado engañar, pero no ha sido este el caso de la directiva de la Unión Europea sobre los inmigrantes. Y seguro que habréis escuchado ya argumentos de todo tipo que defienden la conveniencia de una inmigración legal y ordenada, que si el sistema, si no, sería insostenible, que si es mejor para ellos, que si la Realpolitik, que si esto, que si lo de más allá. Solo deberían recibir una respuesta: "eso está mal".
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Un día de campo
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3 comentarios:
Irlanda vota no a la Unión Europea. Ayer sale publicado en El País que Europa gira hacia la derecha. Mandamos como nº 1 de los dos grandes partidos a los perdedores natos en España (Mayor Oreja y Borrell). Y luego nos extrañamos que la gente pase olímpicamente de Europa.
ola edgar soy anita la de 1ºC (casi segundo) que te firmo pero agradece mucho porque te escribo sin faltas de ortografía ale pues que me voy adiÓs
Edgar, ¿Vas a aprovechar las vacaciones estivales para acabar tu tesis? Ánimo, que no te queda nada
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