sábado, 7 de junio de 2008

La piedra de Johnson

Cuenta Boswell, en su Vida de Samuel Johnson, una anécdota que se ha hecho famosa (aunque se menciona a menudo, cuesta encontrar la referencia exacta: se trata de la entrada correspondiente al 6 de agosto de 1763):

Tras salir de la iglesia, charlamos un rato sobre los ingeniosos sofismas del obispo Berkeley para mostrar la inexistencia de la materia y que todo lo que hay en el Universo es meramente ideal. Comenté que si bien nos damos por satisfechos de que su doctrina no es verdadera, es en cambio imposible de refutar. Nunca olvidaré la presteza con que me respondió Johnson, golpeando con la planta del pie y con tremenda fuerza una piedra de gran tamaño. "Así lo refuto yo".

No espero yo encontrar a un Johnson (y no digamos a un Berkeley) entre los políticos de nuestro tiempo, pero alguien debería reflexionar sobre la existencia real de ciertos fenómenos que damos por supuestos. Debemos tener en cuenta que la realidad no es axiomática, y más cuando se trata de cuestiones de dinero, en las que nunca somos lo bastante escépticos. Bien, el caso es que cuando uno empieza a escuchar que la crisis ha llegado, empezamos a ver por todas partes signos que la confirman. Cada nuevo indicio (por pequeño que sea) se viene a sumar a todos los anteriores, con lo que el efecto de la serie es muy persuasivo: un ejemplo perfecto de self-fulfilling prophecy. En Navarra había hace unos meses un 4% de paro, y cuando aumentó un 44% la gente casi se echa a las calles. Yo trataba de explicar que todavía estábamos en una situación de pleno empleo técnico (el desempleo había aumentado hasta el 5, 76%), y como respuesta solo recibía acusaciones de irresponsable y ciego optimismo (las cifras son aproximadas). Creo que no he convencido a nadie, pero eso es por la morbosa fascinación que sentimos hacia lo que Gilles de Rais decía el "brillo del mal"; en cierto sentido (un sentido enfermizo), queremos que las cosas vayan mal. Ahora resulta que no estoy tan seguro de que no haya crisis, precisamente porque la gente se comporta como si la hubiera. Es decir, si no existía la piedra, hemos acabado por inventarla nosotros.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Hola. Yo no se si hay crisis o no, pero cada vez veo los supermercados más vacíos, la gente comprando marcas blancas y cogiendo los productos que necesita para el día a día y no haciendo la compra para el mes.
Por otro lado, las tiendas de ropa están vacías. ¿Nos retraemos por si acaso o es cierto lo de la crisis?
De todas formas, esto se lo debemos a la guerra de Irak.

Anónimo dijo...

¿Realmente crees que no hay crisis? A mi el euribor me tiene ahogada.

Anónimo dijo...

EdgaaR!
Que bonito tu perro.
Seguimos aQui haciendo nuestro deber.

Anónimo dijo...

¿Y no crees que existe crisis? Creo que los transportistas no se quejan de vicio. ¿A ti no te cuesta más dinero llenar el depósito?

Anónimo dijo...

Yo creo que la crisis es buena. No me fusiléis, a mí también me cuesta más la hipoteca y el lleno de gasoil. Pero os recomiendo un libro: Objetivo decrecimiento, escrito por los miembros del colectivo de la REvista francesa Silence. Y es que la mayor mentira que ahora está muy de moda es lo del "crecimiento sostenible": no podemos seguir creciendo (consumir recursos) hasta el infinito en un planeta finito. Y la "crisis" (si está)es buena. A ver si nos damos cuenta y paramos, aunques sea un poquito, esta locura de mundo.

Un día de campo

Un día de campo
Por aquí suelo pasear

Un día de campo

Un día de campo
Esto está cerca de mi pueblo